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lunes, 15 de julio de 2019

Escocia con niños

Visitamos Escocia cuando aun no teníamos niños y quedamos totalmente enamorados. Así que ahora que nuestra amiga Helena ha viajado a esas bonitas tierras con sus tres hijos, le hemos pedido que nos escriba este artículo sobre los detalles de su viaje. Como siempre, trabaja los destinos previamente un montón y encuentra lugares fascinantes, no siempre conocidos por turistas, que es lo que a nosotros nos encanta. Por ello, seguro que su ruta será el motor que nos anime a todos a conocer Escocia con peques y espero que su guía nos sirva en breve para descubrir esta preciosa zona. Os dejo con su ruta y sus impresiones...

Castillo Eilean Donan

Escocia no es un destino como los demás. Escocia es mágica y por eso te atrapa antes incluso de conocerla. Cuando por fin tienes la suerte de pasear por las calles de Edimburgo, de tumbarte en Princess Gardens bajo su castillo, de atravesar el valle de Glencoe una tarde nublada, de encontrarte en el camino a las Highlands con una vaca peluda, de buscar al monstruo en el lago Ness y de cruzar el puente de Eilean Donan...entonces estás perdido...Escocia ya se habrá metido en lo más profundo de tu corazón.

Buscando al monstruo del lago Ness


Llevaba meses planeando este viaje, aunque una de las cosas maravillosas de viajar es que al final nunca sale como lo planeas. Por una cosa o por otra, acabas sin conocer sitios que eran un must pero a cambio vives anécdotas inesperadas o descubres otros lugares inolvidables. Mapani me ha pedido que comparta nuestra ruta por Escocia en familia por si os puede servir de inspiración o ayuda y no niego que me encanta la idea. Tengo ganas de propagar a los cuatro vientos lo que me ha cautivado esa Tierra de leyendas. De héroes, de castillos, de lagos y hadas.


Para empezar, elegí ir en junio porque había leído que estadisticamente llueve menos en Escocia que en julio y agosto. Creo que con el tiempo en los viajes, al final, es cuestión de suerte. Nosotros la tuvimos y de 7 días sólo nos llovió uno a la mitad del viaje. El resto nos hizo sol o nublado sin una gota. Aquí hago un inciso para avisar que después de haber visto Escocia bajo un sol radiante y con el cielo nublado, me quedo con lo último. Escocia es infinitamente más Escocia así.

Valle de Glecoe

Tener día tan largos y un tiempo estupendo nos permitió estirar mucho los días por lo que a pesar de llevar el ritmo de 3 niños (10,8 y 8 años) pudimos conocer bastantes lugares. Además nos ha parecido un país muy cómodo porque tanto en Edimburgo como en Fort William había supermercados abiertos hasta las 9 o 10 de la noche y restaurantes también (en muchos no cerraba la cocina al mediodía). La gente además es muy acogedora. No es la típica cortesía formal inglesa sino que son muy empáticos y dispuestos a ayudar siempre.


En cuanto al alojamiento, reservamos un apartamento muy céntrico en Edimburgo así que no necesitamos coger transporte público en ningún momento. Allí dormimos 5 noches y las 2 últimas en Fort William. Escocia bien merecería 20 días para recorrerla bien pero como sólo teníamos una semana me parecía más cómodo hacer dos bases.

Por todo ello, renuncié a dos grandes planes que guardo para la próxima: la isla de Skye y alimentar renos en libertad en las Caigorms. Sí teníamos planeado en principio ir a la isla de May a ver frailecillos (en barco desde Anstruther) pero al final no pudimos, así que tendremos que volver a Escocia sí o sí.

Nuestra ruta por Escocia: 

- Dia 1:
Volamos desde Sevilla y llegamos a Edimburgo sobre medianoche. Para llegar al apartamento reservamos un transfer ya que, siendo 5, me pareció la opción más económica.

-Dia 2:
Reservé un free tour que nos llevó por la Old Town (Royal Mile, Cementerio Geyfriars, Grassmarket y, como no, por la famosa Victoria Street) contándonos historias y haciéndonos participar. No es que fuera un tour especialmente adaptado a niños pero siguieron el ritmo bien y aprendimos mucho sobre la ciudad ;-)
Después fuimos paseando hasta la New Town y subimos al Calton Hill que es una colina con vistas increíbles sobre la ciudad.



Ya era mediodía por lo que comimos en la parte nueva y luego fuimos dando una paseo hasta el Dean Village. Había leído que era bonito pero lo había descartado inicialmente porque hay que dar un buen paseo para llegar. Sin embargo, mereció la pena y mucho!! Creo que es un lugar imprescindible. Parece un sueño! Nunca dirías que está en una ciudad como Edimburgo .



Después volvimos hacia la parte nueva y estuvimos un buen rato en Princes Gardens donde los niños estuvieron jugando en el parque con vistas al castillo. Ahí ya Edimburgo me pareció definitivamente una de las ciudades más bonitas del mundo. El cielo celeste, las hamacas de colores, la enorme extensión de hierba salpicada de flores...y el Castillo dominándolo todo...




Costó llevarse de allí a los niños pero fuimos paseando de nuevo a la Old Town a nuestro apartamento (pasando por el supermercado). Allí nos cambiamos y salimos a cenar a un italiano auténtico que nos encantó e incluso repetimos otro día (Civerinos en Blair Street).



Día 3:
Este día aprovechamos la mañana para seguir descubriendo lugares de la Old Town que no habíamos visto el día anterior (catedral, palacio Holyrood...) y sobre las 12 fuimos a la estación de trenes donde teníamos que recoger el coche de alquiler. Condujimos hasta la zona del sur de Escocia que se conoce como "Borders" y es famosa por sus muchas y preciosas abadías medievales.

Nosotros estrenamos nuestra Explorer Pass en dos de ellas. La Abadía de Melrose y la Abadía de Dryburgh. Las dos me parecieron lugares espectaculares. Aunque daban gratuitamente audioguías y tenían para niños juegos de pistas en realidad no hizo falta. Nosotros caminábamos embelesados ante tanta belleza de piedra y vegetación. Ellos corrían entre las ruinas y entre las tumbas antiguas jugando y riéndose por cualquier cosa.



Luego, conduciendo por carreteritas secundarias de ensueño, llegamos al mirador de Sir Walter Scott, Scott´s View, y en efecto las vistas eran tan espectaculares como había visto en fotos..


A media tarde, como las abadías ya habían cerrado, decidimos visitar un pueblecito que está a las afueras de Edimburgo pero al norte: South Queensferry. La razón es que nos apetecía conocer el fiordo del Forth y ver de cerca el famoso puente de hierro rojo que es patrimonio de la Unesco. Fue una buena decisión. Es un lugar que tiene algo especial difícil de explicar. En cierta forma nos recordó un poco al ambiente costero de San Francisco. Allí tomamos un refresco en una terraza junto al puente, dimos un agradable paseo, los niños corrieron y tiraron muchísimas piedras al agua y al final cenamos allí en un clásico fish and chips.



Día 4:
Este día teníamos previsto conocer la costa del Fife, que está también a poco más de una hora de Edimburgo. En el camino de ida hicimos una parada en un pueblecito que se llama Falkland y la razón es que su plaza principal aparece en la serie Outlander (está ambientada en Escocia y me gustó mucho). Al margen de ello, nos pareció un lugar encantador.


Después llegamos a Saint Andrews y, como era domingo, pudimos aparcar casi en frente de su maravillosa catedral. La entrada al recinto es gratuita y allí disfrutamos de más ruinas espectaculares diseminadas en un perfecto manto de hierba escocesa.


No es que fuera un plan específico para niños, pero disfrutaron muchísimo ese día. Primero en el Castillo (incluido en la Explorer pass), que tenía unos pasadizos tenebrosos por los que había que ir agachados, lo que les pareció un planazo.


Luego jugando en la playa, trepando por las rocas y buscando cangrejos.





Finalmente, por la tarde, fuimos al mítico campo de golf (old Course) que es el más antiguo del mundo y a los niños les pareció una extensión perfecta para correr sin límite y buscar el puentecito de piedra que habíamos visto en muchas fotos.



Hay que decir que a los mayores también nos fascinó esta ciudad y no sólo por el encanto propio que tiene como ciudad universitaria, con edificios de piedra imponentes, o por sus maravillosas ruinas, sino también porque almorzamos en un restaurante con magnifica decoración y comida que no puedo dejar de recomendar. Se llama Forgans.


Por la tarde conocimos la costa del Fife parando en los distintos pueblecitos: Crail, Sant Monans, Anstruther y Elie.



Todos ellos tenían casitas preciosas y emanaban verdadera calma. Es otra versión de Escocia, más desconocida, pero igualmente cautivadora.


Día 5:
Este día fue el único en que nos llovió del viaje, y mucho. Como ya lo esperábamos, anulamos con gran pesar la excursión a la isla de May y reservamos el día para Edimburgo.

Empezamos por el Castillo de Edimburgo (incluido en la Explorer) porque en ese momento no llovía, pero fue una mala decisión ya que nos cayó un chaparrón tremendo. Aunque íbamos con impermeables y calzado waterproof, acabamos empapados por lo que vimos el castillo muy rápido y volvimos al apartamento a cambiarnos de ropa y entrar en calor (fue una ventaja que estuviera junto a la Royal Mile).


Luego fuimos al Museo Nacional de Escocia (de entrada gratuita) que nos fascinó a todos. Uno de mis hijos incluso salió llorando cuando lo cerraron a las 5. Tiene esqueletos gigantes de dinosaurios, animales disecados, coches e incluso aviones. Todo además con juegos interactivos para ellos. Creo que es imprescindible en una visita a Edimburgo con niños.



Finalmente, entramos en la Cámara Oscura y, aunque no es económica, mereció la pena por el rato tan divertido con los juegos e ilusiones ópticas que tiene dentro. Además, tiene la ventaja de que cierra tarde por lo que es una buena opción a última hora, cuando ya están cerrados otros lugares.



Día 6:
Este día emprendimos rumbo a las Highlands. La distancia hasta Fort William se recorre en tres horas aproximadamente pero nuestra idea era dedicar toda la jornada al trayecto, haciendo paradas en lugares que había visto interesantes en blogs, sobretodo en los blogs Mad about travel y Más Edimburgo, que son una fuente inagotable de información e inspiración para organizar viajes por Escocia.

La primera parada nuevamente era un escenario de Outlander (Midhope Castle; Lallybroch en la serie) y era por capricho personal. ¡Me encantó! No hay que desviarse prácticamente. Cuesta 3,5 libras por adulto la entrada al exterior, porque la casa está abandonada y no se puede entrar.


Después pusimos rumbo al Castillo Doune que aparece en muchas películas y también en la misma serie como Castillo Leoch. Lo visitamos con la Explorer pass y fue interesante aunque he de reconocer que lo que más les gustó a mis hijos fue la ladera de hierba que lo rodeaba donde estuvieron deslizándose cual tobogán un buen rato.


Tocaba ya almozar y en el margen izquierdo de la carretera aparecieron unas mesas de madera en el mas bonito de los escenarios posibles. Se trataba del Loch Lubnaig, ya en el Parque de los Trossach, donde tuvimos la inmensa suerte de hacer un picnic con ese fabuloso paisaje en exclusiva para nosotros...


Para la siguiente parada también había que desviarse poquísimo. Fuimos a Balquider. Más concretamente a la pequeña iglesia con cementerio que está antes de llegar al pueblo. Allí está la tumba de Rob Roy, del que les había hablado a mis hijos antes del viaje. A Rob Roy, como al resto de los Mac Gregor, no le permitieron utilizar ese apellido por lo sanguinario que se consideraba a dicho Clan; por ello, sobre la tumba de Rob hay un letrero que dice: Mac Gregor despite them. Al margen de dicha tumba, el lugar era bucólico y lo tuvimos nuevamente para nosotros solos, y eso fue una de las cosas que más me gustó de Escocia. En ningún momento del viaje (excluyendo el Castillo de Edimburgo) sentí que fuese un lugar especialmente turístico. No sé si es una ventaja de viajar en junio o será siempre así...


Nuevamente emprendimos el camino y la siguiente parada la hicimos en las Cascadas de Killin, donde los niños estuvieron saltando por las enormes piedras hasta que uno metió la pierna entera en el agua!!! Suerte que llevábamos las maletas en el coche!


El resto del trayecto fue mi momento favorito de todo el viaje. Atravesar el valle del Glencoe al atardecer con ese cielo nublado es una de esas cosas que uno siente que debería hacer todo el mundo al menos una vez en la vida. Nos sobrecogió. Parecía que de pronto iba a salir un dinosaurio entre tanta vegetación. Es un paisaje perfecto de verdes montañas salpicadas de riachuelos...Pararías para hacer fotos a cada 10 metros de camino.


LLegamos a nuestro apartamento y salimos a dar un paseo y cenar en Fort William. No es un pueblo bonito pero es una base perfecta para hacer algunas excursiones por las Highlands.

Día 7:
Este día era el plato fuerte del viaje. Era muy ambicioso todo lo que queríamos ver en un día pero la cantidad de horas de luz jugó a nuestro favor.

Empezamos yendo al viaducto de Glenfinnan para ver pasar (a las 11 menos 10) el tren jacobita con su clásica nube de vapor. ¡Es el famoso fotograma que aparece en todas las películas de Harry Potter!!


Hay que llegar con tiempo porque los dos aparcamientos se llenan pronto y aunque está cerca de Fort William la carretera tiene bastante tráfico. Nosotros aparcamos en el segundo aparcamiento (pasando el del centro de visitantes) que es justo desde el que sale el camino. Se tarda en llegar unos 10 minutos desde allí y es un lugar precioso. También (¿cómo no?) discurre al lado un riachuelo que era demasiado tentador para mis hijos, por lo que nuevamente tuvimos niño al agua... En todo caso, esperar al tren de Howgarts y verlo pasar fue un plan bonito y emocionante para ir con los niños.


Después subimos al mirador que está junto al centro de visitantes de Glenfinnan y la subida (otros 10 minutos) también mereció la pena porque las vistas eran fabulosas!!



Nuestra siguiente parada sería el Lago Ness y como era hora de almorzar decidimos ir a un lugar que recomienda Patri en su blog Mad About Travel: the boathouse lochside en Fort August. Cuando leí que era un restaurante en un embarcadero me gustó la idea, pero cuando fuimos comprendí que había ido a Escocia para conocer ese lugar. Sin duda, uno de los grandes momentos del viaje. No sé si fue el cielo celeste, o la diversión de los niños dándole patatas fritas a los patos, o si fue el rato buscando señales del monstruo en el agua, o el salmón de las Highlands que me pedí...pero fue un momento en el que hubiera parado el tiempo...Lo bueno de ese lugar es que basta con pedirse un refresco e incluso se puede estar en el embarcadero sin consumir nada.


Reanudamos la ruta y condujimos un buen rato hasta el Castillo de Urquath. También superó mis expectativas. Sabía que era un castillo en ruinas junto al lago pero no que era tan grande, que sus ruinas eran bellos miradores y que tenía playitas donde tirar más piedras al agua... (y nuevamente caer al agua uno...) El plus de la visita fue la cafeteria con vistas al castillo en el centro de visitantes y las tartas deliciosas..



Y llegaba el último de los planes. El más esperado, el más lejano, el más ambicioso porque había que conducir, siendo media tarde, una hora para ir y otra para volver. Lo pensamos un momento. Era mucho coche para un sólo día pero valió la pena. El Castillo de Eilean Donan. El que sale en las películas, en los anuncios y que es imagen de carteles y libros de Escocia.

Lo primero que hicimos, antes de llegar al propio castillo, fue conducir hasta el mirador Carr Brae Viewpoint cuyas vistas me dejaron sin palabras.


Fue sólo un aperitivo. El plato fuerte fue encontrarnos con el Castillo casi para nosotros solos. Ya estaba cerrado y acceso a la isla por el puente estaba abierto por lo que disfrutamos recorriéndolo y pensé que no podría haber un mejor broche para finalizar uno de los viajes más bonitos que hemos hecho en familia.


El último día, condujimos hasta el aeropuerto de Edimburgo (parando sólo en el Centro de Visitantes de Glencoe). Allí dejamos el coche de alquiler y emprendimos la vuelta a casa con las retinas repletas de lugares mágicos y el corazón lleno de momentos inolvidables.

Nuestro viaje llegó a su fín, si quieres otras impresiones mías puedes leerlas en este artículo. Muchas gracias a Mapani por dejarme compartir nuestro viaje y a Patri de de Mad abaut travel por resolver todas mis dudas. Love Scotland!


3 comentarios :

  1. Hola! Dónde os hospedasteis? Hotel? Airbnb? Es una de las cosas q más me agobian: ir a un sitio q no conozco. Si pudieras publicar referencias. Muchas gracias.

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    1. Hola Carmen! En Edimburgo Helena se alojó en un apartamento céntrico de Airbnb pero no tiene más referencia. Y en Fort William se alojó en un apartamento por booking.com que este sí tiene la referencia "glenlochy nevis bridge". N
      No agobies que en Escocia la gente es muy amable y siempre vas a recibir ayuda. Un saludo!!!

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  2. Un post fantástico e inspirador. Viajar con niños puede no resultar una experiencia muy gratificante si no te preparas para ello. Es necesario contar con todo tipo de entretenimiento para que estos lo estén durante el viaje. Por otro lado, deberás también tener a mano un kit con todo lo necesario para su cuidado.

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