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domingo, 4 de noviembre de 2018

Un día en Antequera con niños

Sí, lo sé, tener un bien patrimonial Patrimonio de la Humanidad tan cerca de casa y no conocerlo, tiene delito. Por eso, este fin de semana por fin hemos visitado Antequera (Málaga) y su increíble patrimonio. Dólmenes prehistóricos, casco urbano monumental y paisajes bellos como de otro planeta.


Mi hijo pequeño, está ahora en el cole de infantil con el proyecto "prehistoria" y está muy motivado, así que pensamos que sería el momento ideal para visitar los monumentos prehistóricos de Antequera. Ya hace dos años planificamos hacer la visita, pero al final por una gastroenteritis de los niños, se vino abajo el viaje. Os dejo el post de "Prehistoria con niños", todo lo que trabajamos con ellos en casa en aquella ocasión antes de intentar hacer esta visita.

En 2016 la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad a el Sitio de los Dólmenes de Antequera, que comprende 3 monumentos culturales: los dólmenes de Menga y de Viera y el thlolos de El Romeral, además de los monumentos naturales: las formaciones montañosas de La Peña de los Enamorados y El Torcal.

Monumentos prehistóricos:

Llegamos a Antequera por la mañana, teníamos cita para una visita guiada al conjunto arqueológico de los dólmenes a las 11 de la mañana. La entrada al recinto es gratuita, puedes hacer la visita por libre o reservar para la visita guiada (nosotros hicimos la reserva por teléfono previamente), que también es gratuita.

La visita guiada nos pareció muy interesante. Primero, en la recepción del lugar puedes ver un vídeo que explica de forma detallada y amena como se cree que se construyeron los edificios. Increíble como movían las enormes piedras y las encajaban cada una en su lugar.

Entrada al Dolmen de Menga con muchas gentes fotografiándose en el lugar porque es impresionante por sus grandes losas

Después la guía ya en el exterior hacía una breve introducción al lugar y a la importancia del mismo, estando a la altura de los grandes yacimientos españoles como el de Atapuerca o Altamira, y de los internacionales como el de Carnac, Stonehengue... Con una peculiaridad curiosa, la direccionalidad de estos monumentos cambia un poco con respecto a los demás, que están orientados hacia el este (la salida del sol), aquí, algunos de los monumentos, están orientados hacia los grandes monumentos naturales del paisaje La Peña de los Enamorados y El Torcal.

 Los dólmenes los construían encajando las rocas en una zanja y después cubrían toda la edificación como conformando una pequeña colina artificial (túmulo), quedando la construcción como dentro de un túnel rodeado de las grandes losas bajo esa pequeña colina.

Túmulo: Pequeñas colinas que esconden en su interior a los dólmenes

No os quiero desvelar demasiado de esta interesantísima visita para que descubráis allí los detalles. Los dos dólmenes (de Menga y de Viera) se visitan con el guía, son edificios funerarios y son del neolítico.

Interior del Dolen de Menga

Entramos primero en el Dolmen de Menga, construido por losas de piedra más grandes, imaginaros, la última cobija (piedra horizontal que forma el techo) pesa más de 180 toneladas. Las rocas de gran tonelaje y su orientación singular, puesto que no está orientado a la salida del sol como todos las edificaciones prehistóricas de esa índole, está orientado hacia la Peña de Los Enamorados, una montaña con significado simbólico y ceremonial, le da el valor excepcional universal. En la siguiente foto podréis ver dicha montaña desde el interior del corredor del dolmen.

Orientación excepcional del Dolmen de Menga hacia La Peña de los Enamorados

Cuando salimos al exterior la guía nos contaba más detalles y mientras tanto me fijo en mis peques y no pude más que esbozar una sonrisa. Estaban clavando las rocas en el suelo, como el vídeo decía que hacían los hombres prehistóricos y construyendo pequeños dólmenes. Durante el video y las explicaciones pensé que no estaban atentos, pero no se puede subestimar a los niños.



Seguidamente pasamos a ver el Dolmen de Viera. Este sí está orientado al este, algo sorprendente de observar en los equinoccios de otoño y primavera, cuando el sol invade por unos minutos en el interior del corredor (algo que se puede observar esos días bajo reserva).


Ya desde la entrada podemos ver que está construido con rocas más pequeñas, pero perfectamente encajadas y talladas.


Entrada al Dolmen de Viera

Al fondo del corredor está la pequeña cámara funeraria, con uno de los pocos ejemplos de puertas horadadas en un solo bloque que existen del neolítico.

Puerta horadada que accede a la pequeña cámara

Al fondo de la cámara se puede observar la rotura de la piedra que hicieron los expoliadores de antaño, que, al estar todo cerrado enterrado bajo tierra, entraron desde un túnel por detrás.

Rotura de la cámara por los expoliadores

Vista de la galería y la entrada/salida desde dentro

Por último fuimos a visitar el El Romeral, un sepulcro tipo tholos que está un poco más alejado del área anterior. El guía te da unas nociones sobre él, pero ya después tú te tienes que trasladar por tu cuenta en coche unos kilómetros para verlo. Merece la pena el desplazamiento porque es lugar distinto a los demás.

Entrada a El Romeral

También con función funeraria, pero es un poco posterior, es del calcolítico. Las paredes son de mampostería, no son de grandes rocas como en los anteriores edificios.


Corredor y entrada a la primera cámara circular


Presenta un largo corredor y dos cámaras circulares al fondo (la primera más grande que la segunda). Cámaras con bonitas bóvedas por aproximación de hiladas (piedras que se van aproximando hasta ir acercándose para formar la cúpula y una losa mayor es la que cierra arriba el conjunto). Son ejemplos del primer tipo de bóvedas que construyeron los humanos.

Bóveda por aproximación de hiladas 

Peña de los Enamorados
Montaña que marca la silueta del paisaje antequerano. Dicen que tiene la silueta de una bella mujer durmiente, pero más bien parece la cabeza de un indio en horizontal.


Como hemos apuntado la orientación el Dolmen de Menga se dirige hacia este lugar. Parece ser un icono de simbolismo ceremonial en la época. Esta teoría la refuerza el haberse encontrado en el sector norte de esta montaña, precisamente hacia donde apunta el eje de simetría del Dolmen de Menga, un espacio con especial simbolismo en la época neolítica, en especial la zona llamada el abrigo de Matacabras con pinturas rupestres de tipo esquemático que posiblemente sería un santuario (este lugar no es visitable).

Antequera monumental

No te puedes ir de Antequera sin pasear por sus calles, contemplar sus preciosas casas solariegas y sus bonitas iglesias.

Paseo por Antequera

Nosotros aprovechamos que se disipaba la niebla y entraba un medio día soleado, para dar un paseíto por sus calles. Almorzamos, según la recomendación de una amiga del pueblo, en el restaurante El Mercado, que se encuentra en la céntrica Plaza de San Francisco (en un lateral de la Plaza de Abastos). Nos gustó mucho a todos, con platos amplios y buena relación calidad precio. Aparcamos el coche en el parking Carpark Antequera Centro, en la calle Diego Ponce (3 euros dos horas).




El Torcal

Tras el almuerzo nos dirigimos a El Torcal de Antequera. Se encuentra a unos 20-25 min en coche desde Antequera, subiendo por una carretera de montaña. Nosotros ya habíamos ido varias veces, pero nunca con los niños y sabíamos que era un lugar que les iba a encantar.

Es un increíble ejemplo de paisaje cárstico con formas en el paisaje que te hacen pensar que estás e otro planeta. Es uno de esos lugares que por muchas fotos que veas, no se asemeja a lo que después observas, allí todo es más increíble.


Junto a los miradores hay paneles explicativos de cómo se formó este mágico terreno, por el que no anduvieron los dinosaurios, porque en su época esta zona estaba toda cubierta por el mar. Después el terreno se plegó emergiendo y llevando en su interior muchos sedimentos marinos. Así durante miles de años el agua que se colaba por sus grietas ha ido dibujando la silueta de este singular terreno.


Hay dos caminos señalizados para recorrer la zona, el amarillo (más largo) y el verde más cortito. Nosotros hicimos el verde, de 1,5 km y que con niños se tarda en hacer más o menos una hora. Hay que llevar buen calzado, sobre todo si ha llovido en los días anteriores, porque las piedras resbalan mucho.

Por el camino divisamos 5 cabras montesas y fuimos observando sus huellas en el barro. Pasamos por valles precisos esculpidos por el agua.

Observando huellas de cabras montesas

Por el sendero no paras de imaginar formas en las piedras y trepar por las "escaleras naturales" esculpidas en la roca, a los peques les encanta. Una cosa que no me gustó, es que vimos muchas muestras de imprudencias, de gente que se salía del sendero y se hacía fotos en rocas en las alturas (algunas veces hasta con niños)....

Escaleras naturales en la roca

Al terminar la visita decidimos volver a Antequera a tomar un café. Volvimos al mismo parking del centro a aparcar el coche. Pensamos buscar un parque de bolas para que los niños jugasen un poco mientras los adultos tomábamos café. Así descubrimos, muy cerquita del parking, en una placita, el parque de bolas Torcalandia (en la Plaza de Fernández Viagas número 9). Por 3 euros la primera hora (2 euros a partir de la segunda), pasamos un buen rato merendando. Tenía dos zonas, una para niños pequeñines y otra para más grandecitos.



Aquí termina nuestra ruta de un día por Antequera, una visita que merece muchísimo la pena. ¡Anótala!





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