Velázquez es uno de nuestros pintores más célebres, sus cuadros fueron los primeros de los que tengo recuerdo cuando era pequeña y, además, es de nuestra tierra. Motivos suficientes para intentar que mis hijos desde pequeñitos conozcan algo de su obra. Aún no hemos podido ir con nuestros hijos al Museo del Prado, pero este fin de semana no hemos querido desaprovechar la oportunidad de asistir con nuestros peques a la exposición de Velázquez y Murillo, que está presente durante unos meses en el Hospital de los Venerables de Sevilla, con obras importantes de ambos pintores venidas de distintos museos del mundo. Como siempre he escrito un cuento a mis hijos con datos históricos y algunas invenciones sobre Velázquez para acercarlos a su mundo y sus obras.
"Érase una vez un pintor muy importante llamado Diego Velázquez. Era de nuestra ciudad, Sevilla y pintaba tan bien, que el rey que en ese momento reinaba en nuestro país, Felipe IV, lo llevó a su palacio para que fuese el pintor real de su castillo e hiciese cuadros de toda su familia.
El rey era muy poderoso, tenía territorios por todo el mundo, en Europa, Asia y América. Pero era un poco flojete, le gustaba poco trabajar y siempre quería estar de vacaciones, cazando o de fiesta. Por ello buscó a personas que le hiciesen su trabajo.
Algunas de estas personas lo ayudaban y otras sólo querían estar al lado del rey para conseguir regalos y riqueza. El jefe de las personas que lo ayudaba era el Conde Duque de Olivares (a mi hijo le llamó la atención que se llamase parecido al Conde Dooku de Star War, ahora está fascinado por los malos y en todo momento insistía en que él creía que el malo era ese, además porque vestía de negro como todos los malos) que a veces hacia cosas bien y otras no tanto.
El rey Felipe lV no le gustaba mucho trabajar, prefería que los demás hiciesen su trabajo, pero tampoco quería que esas personas que lo rodeaban le quitasen su fortuna y sus riquezas mientras él estaba despistado con sus fiestas. El rey tenía muchos tesoros que le llegaban de América, que era suya. Así que le pidió ayuda al pintor Velázquez porque era su amigo.
Velázquez pensó que una buena manera para que nadie encontrase los tesoros del rey era esconderlos en un sitio secreto y hacer un gran mapa del tesoro. Ese mapa lo dividirían en partes y cada una de las partes las escondería detrás de uno de sus cuadros. Él y el rey serían los únicos que conocerían el secreto, ni siquiera el Conde Duque de Olivares, que mandaba en todo, lo sabría.
Así Velázquez se puso manos a la obra para pintar los cuadros y esconder los mapas. Para que el rey supiese en cuáles cuadros estaban los mapas, Velázquez le dijo que siempre recordase que los mapas estarían detrás de imágenes de alguna niña.
Primero, escondió un trozo de mapa detrás del cuadro de la infanta Margarita que salía en su gran obra "Las Meninas", donde dibujó a la princesa, a unos sirvientes, a sus padres, los Reyes, reflejados en el espejo y a él mismo pintando el cuadro.
Como Velázquez era de Sevilla, otro trozo del mapa lo escondió detrás de la imagen niña de Santa Rufina, ya que Santa Justa y Rufina eran dos hermanas santas patronas de Sevilla y a Velázquez les gustaba que fuesen sus paisanas.
Por último, y para confundir a los malos que quisieran atrapar el tesoro, por si se enteraban de que los mapas estaban detrás de caras de niñas, en vez de poner el último mapa del tesoro detrás de la cara de una niña, lo puso detrás de la cara de un niño, del Niño Jesús, pero con una trampa para los malos. En el cuadro de "La Adoración de los Magos", pintó al niño Jesús, pero, Velázquez, le pintó al niño Jesús la cara de una niña, la de su propia hija. Así, si los malos llegaban a saber el secreto, nunca sospecharían de ese cuadro porque en él no había pintada ninguna niña, pero al rey sí le dijo que la cara del niño Jesús era la de su hija.
De esta forma todos los secretos de los tesoros quedaron bien guardados tras los bonitos cuadros de Velázquez y, hoy en día, todos los niños del mundo que miran las pinturas de este famoso pintor, intentan descubrir donde estarán los tesoros, pero los mapas siguen bien ocultos tras los cuadros".
Como siempre la narración del relato es muy simple porque mis hijos son muy pequeños, siempre intento captar su atención con algo que a ellos les guste, tesoros, trampas, malos y buenos... La verdad es que acudir a esta exposición con mis hijos ha sido muy divertido, hemos pasado un rato mirando los cuadros y después corriendo por el bonito Hospital de los Venerables. Este edificio es un antiguo hospital fundado en 1675 por la Hermandad del Silencio de Sevilla, para albergar a sacerdotes enfermos, pobres o sin familia, de ahí su nombre "Hospital de los Venerables Sacerdotes".
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Me encantan tus cuentos y tu deseo de crear ese interés por el Arte y la Cultura a tus hijos. Sigue así ������
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarQue gracias Nieves! Yo estuve el sábado pero no quedaban entradas..volveremos finde proximo con entradas compradas. En mi casa es más famoso Murillo porque yo les cuento que era tan sevillano que decía que fuera le faltaba el aire y les hace gracia. Esta noche les leeré tu cuento que me ha venido como agua de mayo ;) Hablando de cuentos de museos, te recomiendo el cuento de una noche en el museo de bellas artes y el material que tienen en la web para niños y también llevarles un cuaderno y lápices para que pinten los cuadros. A los míos les encantó. Estuvieron media hora pintando la virgen de las cuevas... También está muy bien el cuento del museo del prado (igualmente de Marina García) y, por último, y perdona si me enrollo, "Mi primer libro de arte. Cuadros famosos" que nunca pensé que le gustaría tanto a mi hijo que acaba de cumplir 8 años. Inculcarles lo impopular es dificil (el arte frente al futbol, la música clásica frente a Enrique Iglesias, los libros frente a las series de clan..). Para mi no se trata de elegir o suplir (sería imposible..además también me encanta Enrique Iglesias jaja) pero si de ampliar su cultura e interés. Un abrazo
ResponderEliminarJe je nunca había escuchado esa frase de Murillo. Qué buenas ideas!! Muchas gracias por compartirlas, me las anoto todas. Muy cierto todo lo que comentas, ser padre es muy difícil, la educación es complicada, pero hay que educar con un poco de todo. No se trata de hacerlos los bichos raros de la clase por hablarles de arte, pero si no les hablas es complicado que ellos se acerquen voluntariamente, hay que educar con ejemplos. Un abrazo
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